Imagínense cómo sería contar con un menú
de más de 80 platos diferentes entre los cuales escoger! Así es la vida de los
titíes en el bosque de El Ceibal. Entre frutos, resinas, néctares e insectos,
estos pequeños primates disfrutan de gran variedad de manjares a lo largo del
año.
Pero nunca hemos visto más contentos a
los titíes que en los meses de noviembre y diciembre, cuando florece un bejuco
llamado “Peinecillo” (Combretum fruticosum). El
néctar de la flor del “Peinecillo” es para los titíes el equivalente a lo que
los amantes del dulce sentimos cuando nos comemos un chocolate! Parece ser un
gran placer para ellos consumir este néctar.
Y lo más simpático es que, al meter su
lengua en la flor del “Peinecillo” para chupar su néctar, se les pega en los
pelos de su cara todo el polen de esta
flor, que es de color rojo intenso.
Pareciera ésta una feliz coincidencia de
la naturaleza para ambientar a nuestros queridos titíes con el espíritu de la
época navideña que se avecina!
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